Este artículo fue escrito por Andrea Ortiz, fundadora de Instadogs. Por lo que el contenido representa el criterio y opiniones de la autora; de quien además, contamos con la autorización para publicarlo en nuestra plataforma, y le agradecemos su colaboración con nuestra causa. Buscá al final de este artículo más información sobre cómo contactarla.
Desde pequeña tengo un amor enorme por los perros. Cuando me preguntaban qué quería ser cuando fuera grande, por supuesto, respondía «veterinaria»; y siempre decía que soñaba con tener una finca enorme, para poder recoger y ayudar a todos los perritos de la calle (o sea lo que después, sin saberlo, sería Territorio de Zaguates). Mi primera perrita que se llamaba Reina, era una Cocker divina que creció junto a mí; cuando yo nací, ella tenía un año de estar en mi casa y se fue hasta que cumplí los 15, durante ese tiempo ya teníamos otro, un zaguatito bello que se llamaba Oso, y así fui teniendo más perritos durante mi vida, por lo que puedo decir que no sé qué es pasar un día sin ese amor perruno. Incluso cuando me fui fuera de Costa Rica un año a estudiar, y encontré trabajo siendo niñera de perros porque no soportaba no tener uno cerca.
Al final ese sueño de ser veterinaria se frustró un poco, o más bien digamos que el destino me llevó por un camino diferente y tengo otra profesión que no tiene nada que ver con perros y animales; sin embargo siempre fui necia con estar cerquita de este mundo canino que nos rodea y traté de relacionarlo siempre con lo que había estudiado, siendo voluntaria, ayudando con cosas en asociaciones de rescate y yendo a cuanta feria había.
La perrita que tenía en ese momento ya se estaba haciendo más adulta cada vez y era medio gruñona por lo que tampoco podía estármela llevando siempre a todos los lugares o actividades que iba, porque no estaba acostumbrada y tampoco quería molestarla; y eso fue así hasta el 6 de junio del 2017 cuando llegó Olivia a mi vida y fue aquí donde todo comenzó.
Ese día por la mañana mi papá (que es igual de perruno que yo) me envió un mensaje de texto contándome que una compañera de su trabajo había rescatado, más temprano, a una perrita que había sido atropellada. Ya la había llevado al veterinario, pero como tenía que ir a trabajar se la llevó a la oficina en una cajita, me enviaba fotos y videos y mi corazón se hacía un puñito cada vez que veía a esa criaturita inocente e indefensa sin poder moverse. Yo le dije que no me hiciera esto si sabía mi debilidad por los perros, a lo que después de unas cuantas horas se convirtió en una llamada donde me dijo «voy a llevármela para la casa, pero usted la cuida». ¿¿Se imaginan mi emoción?? Apenas la tuve conmigo bastó un segundo para darme cuenta que tenía en frente a mi nueva compañera de aventuras.
Olivia venía muy asustada y casi no podía moverse debido a que por el atropello estaba bastante golpeada en una patita y en parte de su hocico, pero con todos los cuidados que tuvimos se fue recuperando y teniendo mucha más confianza en nosotros. Nunca supimos de dónde venía y para ese entonces tenía aproximadamente unos 6 meses de edad, era una pulguita, ¡mi pulguita! Su hermanita gruñona la aceptó súper bien y aunque no era ya de jugar logramos que convivieran juntas.
Nuestros primeros pasos en Instagram
Oli era pequeñita, mueve su colita por todo, se ponía en dos patitas para pedir cosas y como podrán saber yo estaba, y estoy, totalmente enamorada de ella. Pasaba tomándole fotos y videos y subiendo todo a mis redes sociales. Un día alguien me dijo que por qué no le hacía una cuenta de Instagram a ella y así podía subir todo lo que yo quería. En ese momento me pareció una locura medio rara, pero al final lo hice y me di cuenta que no era la única, que varios perritos tenían y ahí fuimos agregando «amiguitos».
Cerca de cumplir el año juntas yo quería celebrarlo como si ella cumpliera un año de vida, ya que no sabíamos con exactitud su fecha de nacimiento, así que preparé una invitación digital para enviársela a sus amigos de Instagram e invitarlos a la fiesta. Celebramos en un parque para perros, lo más impresionante y lindo de todo esto es que en serio sus amiguitos llegaron ¡y hasta con regalos! Ese mismo día entendí que había muchas más personas como yo, que aman a sus perros con locura y así fue cómo hicimos intercambio de contacto con ellas por si en algún momento íbamos al parque o había otra reunión, así nos podíamos poner de acuerdo para otras ocasiones.
Poco a poco a través de las cuentas de los perros nos fuimos conociendo más y más personas, hicimos un grupo de Whatsapp en ese momento, después de dos meses éramos un grupo bastante grande (o al menos para mí eso era grande) surgieron más cuentas, más amigos, más perritos, abrimos un grupo en Facebook, pero ¿quiénes éramos? Solo un chat de papás perrunos, necesitábamos un nombre, así que entre todos los miembros empezamos a pelotear ideas hasta que alguien por ahí dijo que nos podíamos llamar «Instadogs» y nos gustó, oficialmente había nacido la comunidad.
Ahora nos llamábamos «Instadogs»
En el mes de agosto del 2018, hice las primeras dos reuniones de Instadogs para que todos los miembros que habíamos hasta el momento pudiéramos conocernos. Ese fin de semana entendí que esto que estaba sucediendo era de las cosas más bonitas que me estaban pasando; tantos perros jugando, tanta gente compartiendo y teniendo algo en común: el amor por sus peluditos.
Abrimos la cuenta de Instagram (@Instadogscr) y después de ahí si tuviera que resumir todo lo que ha pasado en dos años con una sola palabra sería: ¡magia!
Ha sido mágica cada fiesta y cada actividad, cada San Valentín, cada Navidad, cada fiesta de cumple, Instadogs me ha dejado conocer a las mejores personas de este mundo, que se han convertido en mis amigos, con los que hablo todos los días incluso cuando no estuve en el país, los que me apoyan y me dan pelota en cada idea. Instadogs me llenó la vida de sobrinos de 4 patas (¡y de tres!), y me abrió los ojos para confirmarme que los perros son mi pasión y que este proyecto es de lo más preciado que tengo.
Hoy somos más de 200 personas en un chat, más de 400 perros y una gran familia, una gran comunidad que todos los días crece un poquito más. Es una familia donde hay amor, hay apoyo, donde nos reímos, aprendemos, nos preocupamos y lloramos juntos. Hemos visto nuevos miembros nacer, adopciones, hemos pasado por momentos tristes, pero sobretodo por muchos momentos de alegría.
Este año 2020 por la pandemia no pudimos hacer actividades, pero como de momentos malos siempre surge algo bueno, pudimos utilizar nuestra plataforma para encontrar la manera de llevar ciertos temas perrunos y educativos hasta las casas de todos; temas que son importantes para el bienestar de nuestros compañeros animales y teniendo presente que en Instadogs queremos que ustedes puedan ser cada día humanos mucho más responsables.
Así fue cómo mi pasión por los perros se convirtió en mi otra familia, y yo ya no puedo imaginar cómo sería mi vida sin ellos. Todos los días doy gracias por Olivia que me llevó a esto, doy gracias por Instadogs y por todos ustedes y sus perritos porque como les digo siempre, Instadogs no sería nada si ustedes no estuvieran aquí. ¡MUCHAS GRACIAS!.
Mayu